Los preparados: una muestra

Chilano, Sebastián (2020). Los preparados. Buenos Aires, Obloshka. 256 p.



Morir es malo; los dioses, pues, así lo juzgan; pues si no morirían.
Safo


El más reciente libro de Sebastián Chilano tiene la particularidad de haber sido etiquetado por la editorial Obloshka como novela, aunque ya en las primeras páginas nos percatamos de que se trata, por su estructura y estilo, de un ensayo autobiográfico. En todo caso, el término novela es lo suficientemente abarcativo para incluir textos que, como este, oscilan entre la ficción y la realidad sin otorgar a ninguna de las dos categorías un estatus superior al de la otra.

Muy probablemente, como no podemos hablar de la muerte hablamos de los muertos. O con ellos. Un cuerpo sin vida –una porción de él, en realidad– que se utiliza como material didáctico en una clase de Anatomía es un preparado. Con ese nombre técnico, Chilano intenta distanciarse de los muertos que aparecen en su novela, una distancia que le dé la perspectiva necesaria para tratar el tema de manera amplia. Sin embargo, esta se volverá definitivamente imposible cuando los muertos comiencen a tener nombre.
 
La relación con esos cadáveres será, sobre todo, una relación basada en la experiencia visual: aquello que puede verse es lo que se conoce. La clave la brinda el propio Chilano en la voz del profesor de su primera clase de Anatomía: 

La ópsis –dijo el profesor–, la simple capacidad de ver, se convertirá en hórasis, el acto de mirar, y también en conocimiento, aunque eso será para unos pocos ¿Y quiénes de ustedes estarán entre esos pocos? (p. 15) 

Se nos invita a ver a través de los ojos del narrador/autor. ¿Estaremos entre esos pocos? El problema es que esa parece una empresa destinada de antemano al fracaso, cuando el mismo narrador se refiere a esos preparados como “el producto artístico de la disección humana” (p. 17). Entre el ojo que ve y el cadáver sobre la mesa hay una mediación, la del arte, es decir, la del hombre. Es, en definitiva, lo mismo que le sucede ante la muestra Bodies: The Exhibition

[…] toda la exhibición era innecesaria, los cuerpos, sus poses, la iluminación de cada uno en su quietud, nada de aquello tenía una necesidad real: no había aprendizaje, y en todo caso debía aceptar que había una manifestación artística que no me interesaba ver […] (p. 23). 

¿Qué sentido tiene esa muestra? ¿Qué sentido tiene, en particular, este libro? Las palabras no tienen memoria, el registro de nuestro pasado siempre será una construcción, una ficción, desde la cual proyectamos la ficción de nuestro yo. ¿Y entonces? ¿Para qué escribir? ¿Para qué insistir?
 
Puesto que no puede confiar en el lenguaje, Chilano se aferra a las imágenes. Lo que puede verse. Ni siquiera puede escindir, dice, la música de sus bandas favoritas de los videoclips que veía, durante su adolescencia, en MTV. Un pasaje central de la novela es la descripción de una fotografía familiar. “Lo real jamás es completamente soluble en lo visible”, nos dice Ranciere en El espectador emancipado. Por eso, ante esa imagen en suspenso, las palabras vuelven a la carga en busca del sentido. Es un laberinto del que no hay escapatoria, pero que no queda más que transitar.

En algún pasaje de Los preparados Chilano asegura que sin la muerte no existimos, ella nos mantiene vivos. La angustia que genera la muerte –la nuestra, pero sobre todo la de quienes amamos– da sentido a la vida, es su impulso creador. Justamente porque luego de la muerte solo queda “el silencio de todo lo que fuimos” (p. 33) son necesarias las palabras: imperfectas, son todo lo que tenemos para sitiar el silencio, ya que no podemos conquistarlo ni, mucho menos, destruirlo.

Los preparados es la muestra personal de Chilano, el mausoleo donde esperan sus muertos para que podamos hablar con ellos, para que podamos escucharlos. La historia sin dudas atraerá, por el morbo, a ciertos lectores. Sin embargo, sobresale el relato, la construcción, esa manera personalísima de la escritura de Chilano, que da una nueva vuelta de tuerca al tópico de la muerte, frecuente en sus novelas anteriores.

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